viernes, 5 de diciembre de 2014

“Se requiere inversión en tecnología e infraestructura para luego iniciar operatividad de la Zona Económica”



Pavel Rondón, exembajador de Venezuela en Colombia.
(Foto/Jorge Castellanos)

En opinión del exembajador de Venezuela en Colombia y analista internacional, Pavel Rondón, la creación de la Zona Económica Especial e Industrial, que unirá a los municipios de Colombia y Venezuela, es uno de los anuncios “más trascendentales” en materia de frontera durante los últimos años. No obstante advierte que, previo a su concreción, “se requiere ejecutar más inversión en salud, educación técnica, neotecnología e infraestructura y vialidad, tanto en San Antonio como en Ureña”.

Posterior al seminario de educación fronteriza que se lleva a cabo con docentes de varios estados, organizado por la Escuela de Gobierno Mundo y Frontera y el Ministerio de Educación, en la sede de la UBV en Paramillo, Rondón explicó que el decreto de Maduro repite el decreto 2.173, del 8 de diciembre de 2012, mediante el cual el presidente Chávez estimulaba y llamaba a la creación de nuevas empresas nacionales, binacionales (con Colombia) y multinacionales. Por eso, indica, “con lo que hemos leído hasta ahora, observamos que el presidente Maduro retoma el planteamiento de crear una zona industrial, y debe serlo porque una zona comercial no resolvería los problemas de frontera”.

Advierte el exdiplomático que: “Si se crea una tienda, tipo “duty free”, significa que pasaríamos de tener un diferencial cambiario a un multidiferencial de precios, y eso es tan contradictorio y contraproducente como el diferencial cambiario. Es decir, que todos los productos que se vendan en esas tiendas de San Antonio y Ureña tendrían un precio diferente al que está en la calle y eso se presta para distorsiones, ilícitos e incentivaría el contrabando”.


Además, refiere que: “Con empresas de este tipo compraríamos en monedas extranjeras y se aumentaría la brecha del diferencial cambiario, porque la gente vendría a comprar en pesos, que le beneficia más y el bolívares seguiría devaluándose. ¿Cómo llevarán los alimentos a su casa los trabajadores de Ureña que cobran en bolívares? Si son colombianos no podrían pasarlos, porque sería contrabando. Entonces, deberían incrementar los salarios a niveles que les permitan competir”.

En otras palabras, reitera que: “Una duty free crearía distorsiones, y de paso estaríamos empleando dólares para satisfacer al mercado colombiano, no para generar empleo, y en esta coyuntura petrolera no se garantiza poder invertir divisas para importar productos exquisitos, líneas blanca y marrón, porque ese comercio no contribuye al desarrollo del país en esas magnitudes, salvo que convirtiéramos a Venezuela en un paraíso fiscal, o en una Panamá, y esos no son los planes porque el Presidente lo dijo muy claro, tenemos que industrializar a Venezuela, no convertirla en una tienda, eso es posterior a que produzcamos”, insiste.

De allí que considera importante la creación de empresas de diverso origen. A su juicio, “hay dos formas de entender la Zona Económica: una, entenderla también con el estímulo a las empresas existentes, y la creación de una nueva distribución industrial, que creo es lo que está planteado”.

“Modelo industrial agotado”

Sostiene Rondón que: “El modelo industrial de la frontera actualmente está agotado y debemos reorientarlo y crear además una nueva línea, que sería con empresas internacionales, con inversión extranjera, que traigan tecnologías porque se necesita un estímulo tecnológico, ya que no hay en el Táchira, ni en el país, algunas empresas que formen personal para áreas que deben desarrollar, y estas pudieran ser chinas, brasileras, argentinas”.

Lo anterior, explica, va concatenado con la necesidad de crear bienes de producción, y para ello, insiste Rondón, “se necesitan industrias de carrocerías, por ejemplo, hay que reforzarlas. Tenemos que garantizarles las telas a las empresas textiles, e insumos que ameriten las marroquinerías; eso es importante porque significa fuentes de empleo y bienes que necesita la población, tanto fronteriza como nacional e internacional, lo cual propiciaría las condiciones necesarias para exportar”. —Hay renglones que producimos que, por volumen y calidad, no son exportables, pero qué tal que instalemos una fábrica de ascensores, por ejemplo, y que le vendamos estos a Colombia. Creo que con las primeras ventas, el bolívar se revalorizaría porque llegaríamos a un acuerdo con el Gobierno para que nos paguen en bolívares, no tendrían los bolívares y cambiaría la situación actual entre el peso y la moneda nacional -expone Pavel Rondón-.

Por lo tanto, afirma, dadas las condiciones expuestas: “Podríamos atender la demanda de todo el país y exportar con empresas de ese tipo, con neotecnología”.

Agrega Pavel Rondón que: “La situación económica actual de la frontera es coyuntural, puede que dure dos o cuatro años, cuando cambien el tipo de cambio y los niveles de producción en Venezuela, tendremos que permitir que los productos salgan y exportar a precios competitivos, porque si Colombia vende y produce, lo mismo tendríamos que buscar terceros mercados. De allí la importancia de que exista complementariedad en acuerdo con el país vecino”, indica.

Leidy Zafra

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